Tras un complicado aterrizaje sobre el cometa 67P, el módulo Philae, separado de la sonda Rosetta, ha logrado que la humanidad haga historia. ¿Cuál será su futuro?
La que probablemente sea la noticia del mes, o incluso del año, en materia de exploración espacial, ha copado decenas de titulares y portadas de medio mundo. Por primera vez hemos sido capaces de aterrizar sobre un cometa, un logro histórico conseguido gracias a la investigación de la Agencia Espacial Europea (ESA). El módulo Philae, tras separarse de la sonda Rosetta, fue capaz de depositarse sobre el cometa 67P.
Su descenso no estuvo, sin embargo, exento de problemas. Durante las horas previas al inicio del descenso de Philae, los científicos de la ESA se dieron cuenta de que los sistemas de propulsión del módulo no funcionaban correctamente, lo que iba a complicar aún más su aterrizaje. Para divulgar lo complicada que era la operación, la Agencia difundió unas imágenes en las que comparaba el tamaño del cometa 67P/Churymov-Grasimenko, teniendo en cuenta que Philae era algo tan pequeño como una lavadora:
¿Qué iba a suceder en el aterrizaje?
La tensión en la Agencia Espacial Europea, retransmitida en directo, se hacía patente. Y es que a pesar de que Philae no tendría por qué haber llegado mal, las señales del módulo llegaban a la Tierra con 28 minutos de retraso, a causa de los 510 millones de kilómetros que nos separan del cometa 67P y el tiempo que tarda la luz en realizar ese recorrido.
Por fin, a las 17:02 h llegaban las primeras señales. El aterrizaje, sin embargo, se complicó todavía más. Philae sólo disponía de arpones y tornillos con los que sujetarse, como si de una garrapata se tratara, al cometa. ¿Lo había conseguido? La Agencia había logrado un éxito histórico, pero no sin problemas, ya que los arpones no habían funcionado correctamente.
En el descenso, Philae había aterrizado en realidad tres veces. Los problemas experimentados en sus sistemas provocaron que el módulo sólo se ‘depositara’ sobre la superficie, sin estar sujeto de manera adecuada. Además, los investigadores apuntaban a que se encontraba ladeado, y en una zona con menos luz solar de la necesaria para funcionar correctamente. Incluso en estas circunstancias, Philae había conseguido hacer funcionar todos sus dispositivos y cámaras, aportando imágenes panorámicas tan impresionantes como ésta:
Por la difícil situación en la que se encuentra, dado que no puede recargar sus baterías, es posible que Philae deje de funcionar en las próximas horas. En la última rueda de prensa, el director de la misión Rosetta, Stephan Ulamec, confirmó los peores temores: al módulo le queda muy poca batería, y es posible que no resista un último contacto durante la tarde.
Se trataba y se trata de una misión compleja, tal vez sea una de las operaciones más arriesgadas de la historia de la ESA. Y aunque su vida útil y su futuro se encuentren gravemente comprometidos, lo cierto es que con Philae la humanidad ha vuelto a hacer historia.
Por primera vez aterrizamos en un cometa, y conseguimos superar ese ambicioso desafío plasmado en este cortometraje de ciencia ficción:
Fuente: Think Big
Imagen: Agencia Espacial Europea