Con la adopción de una nueva tecnología suelen llegar nuevos problemas, cuestiones que hasta ese momento no se habían afrontado. No es lo único que llega, claro, pero cuando estos inconvenientes salen a la luz se empiezan a poner los medios para frenarlos. Es lo que está ocurriendo con los drones, una tecnología que apenas está aterrizando en el ámbito comercial.
Hoy en día cualquiera puede comprar un dron, aprender a pilotarlo y volar a placer. Las autoridades de algunos países han pensado en que quizá estos dispositivos podrían llegar a suponer una amenaza en malas manos. De ahí que se estén buscando formas de limitar su vuelo en zonas sensibles, como los aeropuertos o algunos edificios oficiales.
El método más curioso seguramente sea el que va a emplear la policía holandesa. Durante todo 2016 ha estado entrenando águilas para que puedan lanzarse sobre los drones y atraparlos o echarlos abajo. Es la primera policía del mundo en idear algo así y a partir de ahora es cuando se verán los resultados reales, pues las aves se van a empezar a desplegar por las zonas sensibles.
No es el único método. En Japón se ha inventado otro, algo más tecnológico aunque no todo lo sofisticado que se podría esperar del país nipón. Se trata de un dron que avanza con una red para cazar a los drones intrusos. La iniciativa se llevó a cabo tras un susto. Meses antes un dron cargado de material radioactivo había aterrizado en el tejado del edificio del Primer Ministro japonés.
Por supuesto, las empresas especializadas en drones no se quedan fuera de este terreno. Algunas ya han diseñado sistemas que proyectan un rayo láser hacia el dron para anular sus comunicaciones. La empresa española Thales cuenta con una herramienta de este tipo, que sirve para la detección, pero que también está previsto su uso para inhibir la acción del dispositivo. El rayo láser quemaría en este caso su electrónica dejándolo inhábil.
Y una de las formas más usadas para impedir que estos dispositivos entren en ciertos sitios es el geofencing. Algunas marcas, como la popular DJI o la estadounidense 3D Robotics, incluyen en sus drones esta tecnología, que mediante software excluye ciertas zonas –en base al posicionamiento GPS– del vuelo.
Aunque no hace falta que sea el fabricante quien impida el paso al dron configurándolo así por defecto. En la Eurocopa de Francia 2016 la policía francesa se equipó con unos dispositivos que impedían el acercamiento de drones. La idea era repartirlos de tal manera que estos aparatos voladores no pudieran acercarse a los estadios.
Fuente: Think Big