Este deportivo eléctrico utiliza agua de mar para producir energía instantánea bajo el principio de la célula de flujo redox y garantizar una autonomía de hasta 600 kilómetros.
En el pasado Salón de Ginebra 2014, se presentó un revolucionario prototipo cuya carrocería esconde una novedosa tecnología que revolucionará los sistemas de almacenamiento y suministro de energía de los futuros coches eléctricos. Se trata del deportivo eléctrico Quant e-Sportlimousine, desarrollado por la compañía NanoFlowcell en colaboración con la marca de deportivos Koenigsegg y el fabricante de componentes Bosch. Un deportivo eléctrico de líneas aerodinámicas capaz de alcanzar una velocidad punta de 380 kilómetros utilizando agua de mar como combustible para alimentar sus baterías.
Este coche eléctrico es capaz de alcanzar de 0 a 100 km/h en tan solo 2,8 segundos gracias a los cuatro motores eléctricos situados en los ejes, que aportan un total de 925 caballos de potencia a las ruedas mediante un sistema electrónico que gestiona el par motor del vehículo.
Agua salada como combustible
Este deportivo destaca por la tecnología que esconde en su interior y que permite alimentar los motores eléctricos, generando energía de forma inmediata. Para ello incorpora unos supercondensadores que suministran la energía producida por un dispositivo que combina las características de la pila de combustible con las de un acumulador electroquímico. Este dispositivo de almacenaje y producción de electricidad a partir de agua salada funciona bajo el principio de las células de flujo redox, un proceso químico que se diferencia de otros sistemas por su capacidad de almacenar y liberar energía eléctrica a densidades de energía muy alta.
El vehículo dispone de dos tanques de 200 litros con dos líquidos cargados con distinta polaridad. De forma que para suministrar energía al sistema, se hacen circular los electrolitos líquidos junto con las sales del agua de mar a través de dos celdas separadas por una membrana, de cuyo contacto se genera un proceso de oxidación-reducción que produce electricidad de forma instantánea. Según sus creadores, con este sistema se garantiza una autonomía de 600 kilómetros.
Tecnología NanoFlowcell
El sistema desarrollado por la compañía se basa en los acumuladores Redox convencionales pero con una fórmula mejorada por NanoFlowcell. De hecho, los resultados obtenidos en las diferentes pruebas realizadas corroboran los brillantes resultados del Quant e-Sportlimousine, que incluso mejoran en un 40 por ciento la capacidad eléctrica del Tesla Model S y quintuplica la de un Nissan Leaf.
Las ventajas que ofrece este deportivo eléctrico de última generación son evidentes, pero la característica más importante del vehículo de NanoFlowcell radica en su rendimiento, la alta densidad de carga y la reducción considerable del peso con respecto a las baterías convencionales. Tres factores que repercuten de forma significativa en la potencia del vehículo y en un consumo aceptable de entre 20 y 30 kWh cada 100 kilómetros, con la ventaja añadida de sustituir las sustancias nocivas de las baterías convencionales por un producto inocuo como el agua de mar.
Dado el excelente rendimiento de este sistema, hay quien apunta que la tecnología de NanoFlowcell podría utilizarse para cubrir otras necesidades energéticas, más allá del mundo del motor. Por ejemplo, suministrar energía a domicilios o ciudades enteras, e incluso la NASA está experimentando con esta tecnología para proveer de electricidad a sus bases aeroespaciales.
Fuente: Think Big
Imágenes: Nanoflowcell