Compañías de todo el mundo han visto ya el gran potencial de la innovación adaptada al sector turístico, lo que supone una verdadera revolución para el sector hotelero que busca cada vez más adaptarse a el nuevo paradigma digital para ofrecer la mejor experiencia al cliente.
La industria hotelera no escapa a la transformación digital. Los grandes cambios que han generado todas las innovaciones tecnológicas en el día a día de las empresas han supuesto una revolución en la calidad y forma de los servicios que las cadenas hoteleras ofrecen a sus clientes. Esto es especialmente importante en España, el mejor país para hacer turismo según el Foro Económico Internacional, y lugar de destino para 75 millones de turistas el pasado 2016. La subida de un 15,9% de los precios de los hoteles registrada por el último informe Hotel Price Radar de HRS viene a poner en relevancia las inversiones que el sector está haciendo en términos de mejora de sus servicios.
El Internet de las cosas ha encontrado en los hoteles un campo de experimentación que ha convertido las habitaciones de las mismas en auténticas capsulas del tiempo en las que el cliente puede pedir casi cualquier cosa solo con su voz. El hotel Hilton McLean de Virginia con “Connie”, el primer robot conserje del mundo, o el hotel Ecclestone Square de Londres con su espejo anti-vaho que se convierte en televisor, son solo algunos de los muchos ejemplos del potencial y adaptabilidad que tienen las innovaciones con los detalles más pequeños.
El Big Data ha tenido un papel muy importante en conocer mejor al cliente permitiendo una mayor personalización y creando puntos de contacto específicos. Aplicando las distintas innovaciones, el Hard Rock Hotel de Ibiza se ha colocado a la vanguardia nacional gracias a la implantación de la tecnología wearable en su servicio. Con la creación de la pulsera inteligente o VIB (Very Important Bracelet) permite a sus huéspedes realizar acciones tan dispares como abrir su habitación, acceder a otras zonas de las instalaciones, comprar cualquier producto e incluso hacer check-in y check-out de forma instantánea.
El interés de los clientes por las últimas novedades tecnológicas fue lo que llevó al NH Collection Madrid Eurobuilding a incluir un laboratorio tecnológico en cuatro de sus habitaciones bautizado como “Living Lab”. En él la cadena permite conocer de primera mano la tecnología holográfica 3D y los sistemas de videoconferencia de última generación.
Existen otras opciones que apuestan por aplicación más transgresoras. Ese es el caso del hotel Blow Up Hall 5050 situado en Polonia. Construido como una boutique, el edificio funciona como experimento artístico que busca fusionar la tecnología con el lujo más vanguardista. En él, el huésped es tratado como “obra de arte” y nada más entrar su imagen es proyectada sobre el suelo y las paredes. Las instalaciones no cuentan con recepción y cada invitado es provisto de un iPhone que hace las veces de guía. Antonio López de Ávila, profesor de Innovación del Instituto de Empresa, tiene claro que el turismo se encuentra dominado por la demanda y que son los turistas los que deciden qué quieren, cuándo y cómo. En ese mismo sentido Jorge Schoenenberger, director de viajes de Deloitte, también apunta al diferencial que supone la mejora de los servicios gracias a la innovación. Según afirma es “una potente herramienta para generar valor añadido” e influye “a la mejora de la experiencia del viajero”.
La cadena Best Western con su tour Best Western Virtual Reality Experience que recorre sus más de 2.000 hoteles, está demostrando el potencial de la realidad virtual en la interacción con los clientes. También es destacable la apuesta de la cadena de hoteles Shangri-La, que con esta tecnología permite recorrer todas sus instalaciones antes de la reserva, implicando así al potencial cliente de una manera más emocional. “Queremos emplear la innovación tecnológica de una manera que sea significativa para nuestros socios y beneficioso para los consumidores”, recalca el director de marketing Steven Taylor. La innovación en el turismo es ya casi una obligación, sobre todo en tiempos de crisis, pues supone una oportunidad para diferenciarse de la competencia y adaptar así la experiencia a cada cliente.
Fuente: Think Big