En China ha dado comienzo la construcción de la primera ciudad-bosque, diseñada con unos estándares ecológicos y de conjunción con la naturaleza.
Un oasis verde ha empezado a crecer en la prefectura sureña de Liuzhou, en China. Aún está en sus inicios pero los diseños prometen. En ellos se puede ver un entorno habitable cubierto por el color verde. No es que el lugar vaya a estar sembrado de zonas verdes, es que será una. Casi se podría decir que será «la» zona verde. Los modelos 3D muestran edificios curvos, abrazados por la naturaleza , vías de transporte flanqueadas por árboles y muy poco espacio para el hormigón en la superficie.
El proyecto está diseñado por el estudio Stefano Boeri Architetti, especializado en iniciativas ecológicas. La ciudad-bosque que han desarrollado para Liuzhou será la primera que se construya. Los edificios parecen jardines colgantes y las comunicaciones tienen un aire futurista.
Ser án 175 hectáreas cubiertas de más de un millón de plantas , de más de 100 especies diferentes. También habrá árboles en gran cantidad: concretamente están proyectados 40.000. Toda esta masa verde producirá alrededor de 900 toneladas de oxígeno al año.
La vegetación contribuirá a que la temperatura del aire disminuya , en comparación con el asfalto. La calidad del aire será mejor y gracias a las plantas se crearán barreras para el sonido. Otra de las consecuencias será el crecimiento de la biodiversidad en la región, asociada a la generación de nuevos hábitats.
En el apartado energético, la ciudad-bosque está diseñada para ser autosuficiente. Ni que decir tiene, funcionará con energías renovables, como la solar y la geotérmica. En el transporte, otro de los aspectos básicos urbanos, tendrán una gran importancia los coches eléctricos.
Por el momento se pueden ver los diseños, pero las obras terminarán en 2020. Al menos esto es lo que hay previsto. Y si la ciudad-bosque tiene éxito se espera que haya más. Se convertirá entonces en una de las formas en que China trata de disminuir la polución, tanto local como global. Y es que el país asiático se ha lanzado a invertir en renovables, tanto que los principales proyectos tienen lugar hoy allí. Así, su demanda energética no provoca tanto contaminación como lo haría cubriéndola solo con combustibles fósiles.
La ciudad-bosque es otra forma de evitar la polución. Evidentemente en este caso no ocurrirá como en lugares como Pekín, donde abundan las mascarillas para salir a la calle. Los árboles y las plantas del reducto verde de Liuzhou absorberán 10.000 toneladas de dióxido de carbono al año. Además, también ayudarán a retirar del aire 57 compuestos contaminantes.
Fuente: Think Big